Ante la proximidad del mes de septiembre, las familias con hijos se empiezan a preparar para la puesta en marcha del nuevo curso escolar.
Lo cierto es que cada familia afronta el inicio del período escolar a su manera, pero, en general, todas comparten un objetivo común, crear un clima de motivación para el aprendizaje.
En este sentido, es fundamental transmitir unos buenos hábitos de estudio a los más pequeños, así como crear un ambiente adecuado para adquirir nuevos conocimientos y resolver aquellas dudas que puedan surgir.
Diversos estudios han demostrado que los factores ambientales influyen directamente sobre la capacidad de concentración tanto de los niños como de los adultos. A menudo, nos preocupamos por el lugar de estudio, el silencio, el mobiliario o la postura, pero olvidamos otros aspectos importantes, como la iluminación, la calefacción o la ventilación.
Teniendo presente en todo momento que cada hogar es diferente, se recomienda que la temperatura del área de estudio oscile entre los 18 y los 22 grados, así como que el calor sea homogéneo. Por otro lado, aunque la luz natural es sin duda la más adecuada, se aconseja utilizar una luz artificial que no deslumbre y evite los contrastes de luz y sombra. Asimismo, existen muchos otros factores ambientales que nos pueden ayudar a obtener un clima de estudio óptimo.
Nuestros conocimientos nos permiten asesoraros sobre la correcta adecuación de esta tipología de espacios, siempre teniendo en cuenta las posibilidades reales de cada hogar.
